Mi buen amigo Juan Gervas ha escrito una carta a los Reyes, que os transcribo
Queridos Reyes:
Os escribo para avisaros de que Palestina está que arde. Arde lo que llaman los Territorios Palestinos (como si el territorio de Israel no fuera Palestina). Cada vez es más peligroso cruzar el Muro de Israel. Andad con cuidado cuando os acerquéis, que tienen todo lleno de controles y disparan sin avisar. Avisan a bombazos (con fósforo blanco, uranio empobrecido, bombas de racimo y plomo en abundancia) y en lo que llaman Territorios Palestinos matan más niños que Herodes.
Ni se os ocurra preguntar a las autoridades de Israel por el NiñoQueSeRebelaráContraLaOpresión, que entonces son capaces de tirar una de las 400 bombas atómicas que tienen (desde un submarino alemán financiado en parte por Alemania-Unión Europea, que los alemanes todavía no se han querido enterar de que Israel continúa con su Muro la tradición del Muro de Berlín, que siguió la de las alambradas de los campos de exterminio nazi). Ahora que lo pienso no irán a tirar una bomba atómica tan cerca; en eso los Territorios Palestinos están más seguros que la Unión Europea (excepto, quizá, Grecia, que también les cae demasiado cerca).
En todo caso este año el Niño no ha nacido en Belén, por culpa de la resistencia de sus padres, que defienden a los palestinos (en Israel y en el resto de Palestina). A su padre lo han detenido (pero no torturado, que para eso es judío), y a su madre la tumbaron de un culatazo de forma que el parto ha sido prematuro (todo ha ido bien). Además, los colonos les han arrancado los olivos y las bombas destruyeron la casa que habían alquilado en los Territorios Palestinos. Este año el Niño sí ha nacido en un portal. En soledad, con un par de cabras de testigos en un día de frío abrasador. Luego llegó el pastor (durante el parto estuvo haciendo de «caganer» involuntario, de forma que en algo pareció aquello «un belén» típico) y le dio de beber agua a la madre, limpió un poco todo y envolvió al niño en su manta y tras él se sumó toda la comunidad (nadie sabe cómo se corrió la noticia, pero no fue por «las redes sociales»). La reunión terminó a tiros, «disuelta» por los soldados de Israel, con dos muertos, por no haber pedido permiso. La madre y el Niño acabaron a la fuerza en el hospital de Shifa, sin necesidad. Allí los encontraréis, esperando en las urgencias (la madre se negó a disfrutar de los privilegios que conlleva ser judía).
Andad con cuidado, si os ven con las pintas que lleváis de persas terminaréis también acusados de terrorismo y torturados, como sospechosos de pertenecer a Al Qaeda. Aunque no lo parezca os puede pasar lo mismo en medio mundo. Ser rey mago ha dejado de ser un honor de facto y es fácil que os traten como a los ricos en Utopía, pero ahora por miedo al Otro, no por desprecio al dinero. Pretenden que construyamos una Utopía al revés, sin solidaridad, con miedo a todo y a todos.
Si lográis cumplir vuestra misión en Palestina no dejéis de pasar por España. Aquí también es la guerra, de los ricos contra los pobres. Hay legiones de desahuciados, pobres, hambrientos, vagabundos involuntarios, marginados, desempleados y angustiados. Impresiona sobre todo la pobreza infantil, el desamparo de los discapacitados dependientes y el abandono a su suerte de los inmigrantes anteriormente explotados. Que vuestra presencia al menos les haga conscientes de su fuerza y de su dignidad. Campa la corrupción como el cieno en el fondo de los pantanos. En «Transparencia Internacional» nos sitúan ya en el puesto 30, con Botsuana (a Chile y Uruguay en el puesto 20, para que os hagáis una idea). No hay guantes blancos para tanto ladrón de etiqueta.
Os esperamos en Madrid, en el valle del Lozoya, en Canencia de la Sierra. Ya sabéis que mis sobrinos viven todos allí. No creen en los Reyes Magos (ya son mayores y siempre fueron descreídos) pero agradecen igual los regalos. Son buenos, doy fe. Sobre todo, son solidarios, como toda su familia. La situación está que arde, hasta quieren quitar el helicóptero. Sí, el que me llevó a mí cuando me resbalé en el Puente Canto y me rompí la tibia y el peroné, que se me quedaron los huesos saliendo como cuchillos al traspasar un jamón.
El médico pasa con frecuencia por casa de mis sobrinos (¡ojalá que no tuviera que venir nunca!).Ya sabréis que mi cuñada ha tenido cáncer de colon, la operaron este verano y todo se ha complicado. Lo primero fue el estreñimiento que no le gustó nada al médico. Después las pruebas, que ahora la lista de espera desespera más que nunca (por los recortes, o «reformas», como se diga). Al final terminó en urgencias, atascada hasta vomitar mierda. De allí al quirófano. Pero mal, con los recortes no hay personal, hay menos material y menos servicios y la calidad ha bajado lo que no os podríais creer. Un hospital nuevo, el Infanta Sofía, pero se notan los recortes. Tanto como en el centro de salud (el de Espronceda) que limpio a lo largo de la semana, en Madrid. No lo llaman recortes, es de coña, lo llaman reforma o «externalización». Te miran tan serios como aquel que miraba a la cámara cuando lo de Irak y decía muy engolado, mintiendo a conciencia: «Créanme, Saddam tiene armas de destrucción masiva» y que ahora escribe en contra de Palestina, quizá para hacernos olvidar las cinco chicas muertas que cuelgan de la espalda de su mujer, la alcaldesa de Madrid (Arena). Terrible es lo que me contaron cuando estuve en Prádena (Segovia) a ver a la madre de mi mejor amiga, que una pobre inmigrante se pasó dos meses ingresada en el hospital porque le habían negado el tratamiento para lo suyo («miastenia grave») al no tener papeles y al final se murió .
El caso es que a mis colegas los están llevando a la desesperación, con los sueldos recortados, les han quitado la extra de Navidad, han eliminado los días moscosos, no hay formación, se recorta la investigación, a los pobres residentes los explotan más que nunca, hacen contratos hasta por horas, los suplentes en el centro de salud parecen fantasmas (dicen que existen pero no los vemos y cuando vienen se transparentan, por lo mal que comen). Hablan de privatización, pero piensan en corrupción. La corrupción nos va a terminar saliendo por la boca como la mierda a mi cuñada. Los médicos jóvenes tienen tres salidas en España, «por tierra, mar y aire», dada la falta de perspectivas profesionales y por el asco ante el olor nauseabundo de tanta basura bancaria, empresarial y política.
Los que matan la solidaridad, la educación, la sanidad y la ilusión de los españoles son sanguinarios. Aplican con saña sangría tras sangría. Es lo de «¡más madera!». ¿Más paro? pues más reforma («reforma», ¡qué ironía!) laboral y más paro. ¿Problemas con la sanidad pública? pues venta a cachos de lo rentable a los amiguetes y a dejar pudrir el sistema a base de recortes («reformas», perdón). ¿Hay que mejorar la educación pública? pues financiamos a tope la privada y que los pobres tengan una formación de esclavos pobres. No respetan nada, hasta los viejos con copagos como muletas imprescindibles para medicamentos, efectos varios, ambulancias y otros servicios y ahora ilegalmente sin el aumento de la pensión que les corresponde. Los pobres viejos temen que les quieten las extras, como han hecho con mis colegas, y hasta temen perder la pensión.
Mienten con cinismo. Ni Herodes fue tan taimado. Es una pena, tienen por dios verdadero al dinero y a los banqueros, especuladores y mafiosos por jefes. Emplean a los policías para combatir contra el pueblo y no dudarán en emplear al Ejército pues no se paran en barras (ya lo hizo el PSOE, ¡cómo no lo va a hacer el PP!).
Ya os habréis imaginado lo que me pido por reyes, ¿no?. Para uso civil. Y no para mí. Que lo necesitamos, que ya sabéis lo que son estos montes en invierno con la nieve y en verano con los atascos por los veraneantes.